Tú, mi perfectamente imperfecta creación;
El que me hace sentir la persona más especial de la tierra;
el que me enfada y me calma con una sonrisa;
El que se duerme respirandome en los poros de mi piel;
el que si pudiera se metería dentro de mi vientre, y es que a veces te miro y de la manera en que me miras me haces dudar pensando si aún recuerdas lo agustito que se estaba dentro de mi.
El que me ha enseñado a regatear con tanta fluidez que me veo capaz de traerme todo un bazar de marruecos a cambio de un trocito de huevo kinder.
Siempre negociando, siempre dialogando, siempre intentado que entre en razón tu cabecita medio senil.
Luchas por tu autonomia y por no desprenderte de mis brazos.
Tú, mi koala enfurruñado, el que me come a besos y se me abalanza como si de un pilier se tratara.
El que puede llorar a mares y al segundo reir a carcajadas porque algo le ha distraido su pena, como un autentico arlequino.
Tú, mi espejo, cómo compadezco a los que me rodean. Siento lo que ellos pueden sentir a mi lado, porque estas lleno de mis defectos y mis virtudes. Despistado, patoso, agradecido, comico, amoroso...volcán. Sensible, ganso, tan histriónico e intenso que puede agrietar paredes con sus ruidos y con el latido de su corazon.
Tú, llegaste el segundo, no sé si para completar mi familia. Tus tres primeras horas dieron pistas de cómo ibas a ser. Tres horas piel con piel sin dejar de escuchar mi latido, oliendo mi esencia.
Tú, el rey del aquí y ahora. Sin prisas, sin pausa.
Tremendamente agradecida por tenerte en mi vida. Tú, Eliot, mi perfectamente imperfecta creación.
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