miércoles, 13 de noviembre de 2013

momentos únicos

Eliot y yo tenemos al menos media hora al día dedicada el uno para el otro en exclusividad... ahora que lo pienso 30 minutos no es nada, pero son muy intensos. Un masaje por todo el cuerpo de mi bebe en el momento en el que él está disponible es una de las cosas mas gratificantes del dia.

Tan solo con 40 días de vida puedo sentir como agradece cada caricia que le hago. Sus ojos, que lo dicen todo, brillan y se achinan dándome las gracias y haciéndome sentir la persona más especial del universo.

A veces pienso que lo de haber estudiado arte dramático me está sirviendo de poco hoy en día. Pero otras veces lo agradezco. Nos enseñaron a disfrutar cada instante, saborearlo, tener consciencia, escuchar, ver, oler, gustar... todo con intensidad para registrarlo en nuestra menta y cuerpo y ser capaces de trasmitirlo una y otra vez. Por eso pienso que tengo los 5, o 6 sentidos tan desarrollados... aunque no veo un carajo...

Asi que os pido que no vayamos tan de prisa y nos detengamos en cada cosita que nos hace sentir algo... aunque solo sea un sorbito de zumo de naranja... que sea ese único sorbito de naranja...



domingo, 10 de noviembre de 2013

Resentir

En toda mi vida he sabido disfrutar mucho y bien los momentos. Por eso se me quedan grabados en la retina, y cada vez que los recuerdo logro revivirlos y  sentir lo que sentía en ese momento. 

Me recuerdo jugando con mis amigos Jesús y Tomás en la guardería con 4 añitos con mi jersey de Mickey Mouse de lana hecho por mi mama. No se nada de ellos pero los recuerdo y pienso en ellos y les deseo lo mejor...

 Puedo oír la música que nos ponían para dormir la siesta , en ese salón enorme... tumbados en esos colchones de playa... 

Puedo saborear las palomitas que me hacia mi tía Angelitas para ver Falcon Crest con unos 5 años. 

Puedo oler el alcohol y el olor a hospital  del momento en el que a los 7 me corté la primera falange del dedo corazon de la mano izquierda, y puedo sentir el dolor y el repeluz tan solo viendo el tipo de puerta corredera que me lo cortó.

 Puedo escuchar la risa de mi Seño Charo y su voz, y tan solo tenia 5 años. 

Puedo sentir como a los 7 me entraron unas ganas enormes de hacer pis y recuerdo y revivo como me latía el corazón antes de salir a escena el día de carnavales cuando imité a Angel Garó... el publico en pie aplaudiendo... no gané nada por que se trataba de un concurso de disfraces... Yo iba de negro... aunque la imitación nunca se olvidó. 

A los 7 años mi mamá enfermó... puedo  recordar esas navidades como las mas alocadas de mi vida, saltando con mi hermano en la cama, tirando serpentina el día 31 de diciembre... aunque con un vacío... como la hachaba de menos...  

Puedo saborear los nísperos del árbol que tenia mi amiga Bea. No recuerdo la primera vez que me llevé uno a la boca, pero si los recuerdo y mi mente viaja... y la ve frente a mi cada vez que me como uno. 

Puedo oler a esos esmaltes de uñas que mi madre me daba para que me entretuviera pintando una cesta mientras ella trabajaba en sus salón de belleza. Puedo oler las cremas, sentir la sensación de tocar la cera. 

También veo a mi padre puliendo cada vez que huelo a liquido abrillantador. 

Puedo sentir los nervios al saber que un día a una hora exacta en un lugar en concreto me iban a dar el primer beso... el mas desastroso del universo... y si me encuentro con alguien a quien he querido mucho mucho, me entran ganas de achucharle y abrazarle, porque siempre me dejan cargada de amor... 

Puedo sentir la emoción de la independencia cada vez que huelo a metro de Madrid y cuando escucho el bullicio de sus calles.

Cuando Javi llegaba de Madrid se lavaba la carita con unas toallas que vendían en la gasolinera... las mismas con las que limpio a veces a Gala... Al olerlas, puedo sentir la misma tranquilidad que sentía cuando llegaba... ya está aquí... Y su perfume... no quiero que nunca se lo cambie.. porque ni se pueden imaginar las imágenes y sentimientos que me hacen resentir...

Por eso, una de mis misiones, es hacer que mis hijos valoren cada cosa que tienen, ayudarles a disfrutar sus momentos, porque solo a si sentirán y resentirán que su vida, hasta cualquier parte, ha merecido la pena vivirla.