Hace un mes un amigo vino a verme hacer un monologo y cuando terminó me trajo a un amigo en común. Este segundo hacia por lo menos 10 años que no veía... y en su época entablamos una profunda amistad, pero la vida y las cosas de la adolescencia nos llevo a separarnos sin querer... por el rumbo de nuestras vidas... Y allí estaba, dándome esos abrazos interminables que solía darme, con esa carcajada tan particular... estaba exactamente igual...
Ayer me mando un mensaje diciendo que venia a Madrid. Es director de teatro que me invitaba a ver su obra.. Y yo encantada! Ahí hemos estado.. como si no hubiera pasado el tiempo... Y el lunes viene a casa a comer, y a conocer a mi familia.
Viniendo en el trayecto de vuelta, escuche una leyenda que me hizo reflexionar. La leyenda del hilo rojo:
Los japoneses tienen la creencia de que las personas predestinadas a conocerse se encuentran unidas por un hilo rojo atado al dedo meñique. Es invisible y permanece atado a estas dos personas a pesar del tiempo, del lugar, de las circunstancias... El hilo puede enredarse o tensarse, pero nunca romperse.
Y esto me ha hecho pensar mucho. A ver si a vosotros también!